La reacción de mi familia ante los descuidos

Eran los 90’s. A la hora de la comida me estiro para tomar un poco más de pollo y mi brazo torpemente tira mi vaso lleno de refresco. Inmediatamente suceden varias cosas: yo levanto el vaso; mi papá agarra servilletas y las pone sobre el refresco, que está esparciéndose, mientras apura a mi mamá para que traiga un trapo; mi hermana quita las cosas que pudieran mojarse; mi hermano levanta el mantel, que es de plástico, para que no se esparza más el refresco. Mi mamá llega con el trapo y empieza a secarlo mientras ayudo a mi hermano con el mantel. Tomo el trapo y seco más allá de donde alcanzaba mi mamá. Poco a poco ponemos las cosas en su lugar nuevamente. Mi hermana toma una servilleta más y seca algunas gotas que no vimos. Me apena lo que ocasioné. Y sin embargo… mi papá me sirve más refresco y todos volvemos a comer. Mi hermano me acerca el pollo que yo intenté alcanzar.

Cuando alguien comete un error o un descuido la primera reacción de mi familia es ayudarle. Cada quien desde su posición con lo que puede. Quien cometió el error está incluido en ese equipo.

¿Qué aprendí yo al vivir de esta manera?

No aprendí que si cometes un error eres un estúpido, aprendí que debes corregir tu error cuanto antes. Hacerte cargo de él. Y que siempre habrá alguien para ayudarte, así como tú estarías para ellos cuando lo necesiten. Hubo pérdidas pero, ¿para qué centrarse en ello si es irreversible?

No podemos evitar equivocarnos o provocar algo por un descuido. No importa cuánto te prevengas y pongas atención, siempre habrá algun momento en el que suceda algo así. Solo ve y hazte cargo de ello. Nada más.